Depresión (Diccionario Psicológico)

Mar 11, 2013   //   by Nuria Ros Cubel   //   Artículos, Diccionario Psicológico  //  Sin comentarios
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Depresión (Diccionario Psicológico)Aquí estamos de nuevo con un tema machacado y reiterativo. Mucho se escribe y más se habla, no siempre adecuadamente, pero las soluciones están un poco lejos de ser eficientes y concluyentes.

Ya son muchos los que conocen el origen del término del latín depressius, aplicado a otros campos como la geología, y que se refieren a la opresión, al encogimiento y más específicamente en el ámbito psicológico al “abatimiento del alma”.

Durante siglos, hasta el S.XVIII se la conoció como melancolía, concepto acuñado por Hipócrates. Tampoco es importante el significante que se le de, y si afinamos ni menos el significado, lo que es relevante es su sintomatología, las consecuencias limitantes en la calidad de vida de quienes la padecen y especialmente el cómo subsanar la dolencia de este frecuente trastorno del ánimo.

Resulta tan usual este trastorno en la población, en sus diversos grados, que son numerosas las personas que llegan a confundir su perfil de personalidad con una depresión encubierta, supuestamente funcional, y arrastrada por años.

Usualmente la descripción de los que padecen depresión es la de “no soporto la realidad de mi vida”, carecen o tienen bastante restringida la capacidad de motivación o de entusiasmo necesaria para superar las dificultades vitales, incluso las cotidianas, es un tinte impregnado de pesimismo donde el recorrido vitae es una continua carrera de obstáculos difícil de remontar.

No se puede, ni se debe confundir la tristeza, sentimiento natural y adaptativo, con el trastorno depresivo. Es muy laxo y poco fundamentado, que si alguien sufre un corto período de tiempo, o una temporada de apatía, abatimiento, desánimo, se defina como depresivo. La fluctuación en el estado de ánimo, siempre que no sea un tobogán constante, es algo normal en el ser humano, lo extraño y anómalo sería una gráfica plana anímica.

Aunque los psicofármacos, pueden ser una ayuda importante, especialmente cuando estamos tratando con depresiones mayores o episodios críticos depresivos, no está demostrado que se obtengan beneficios similares, por no hablar de escasos en los diagnósticos leves y moderados.

Son escasos los especialistas que duden, que la medicación es fundamentalmente paliativa, y que los diversos factores que han generado el trastorno de ánimo hay que tratarlo y erradicarlo en su base con psicoterapia y con el autoconocimiento del paciente.

Existen otros tratamientos alternativos al de la medicina occidental, como muchos conocen, con semejante objetivo: regular y equilibrar el funcionamiento de los neurotransmisores, a la famosa serotonina, y su recaptación, siendo la emperatriz y causante según su carencia o no de la depresión. Pero no nos equivoquemos, se emplee el medio que sea, el fin y el principio está en uno mismo, y es necesario para acabar con el efecto recidivante y repetitivo llegar al núcleo de la cuestión: conocimiento, respeto y amor por uno mismo.

Cada vez se conoce más el efecto de la alimentación sobre nuestra salud en general y en particular sobre nuestro estado de ánimo, con más concreción la importancia de lo que ingerimos en nuestro intestino, elaborador de serotonina. “Toda piedra hace pared”, y es magnífico interesarse por nuestra ingesta pero hay que dar un paso más.

Si miramos un poco a nuestro alrededor en los momentos presentes, muchas personas pueden expresar: “déjate de tonterías, si me falta el trabajo y con ello el dinero para sostenerme a mí y a los míos, si no encuentro solución, si la conflictualidad en mi familia ha aumentado, si me encuentro sin energía e invadido por el miedo ante la perspectiva de futuro y la ansiedad, si todos mis planes y sueños se han venido a tierra, ¿cómo pretendes que no padezca depresión y recurra a todas las pastillas que me puedan dar?”. Sí podemos caer en la demagogía o en el populismo, aunque sería un planteamiento facilón y no veraz.

Entre otros argumentos, primero porque son tantas las personas que sufren la depresión aún aparentemente sin  “motivos justificables”, segundo porque la historia del ser humano nos relata  claramente como tantas personas han remontado increíblemente de las situaciones más adversas sin haber pasado por la experiencia de la depresión.

Si te sientes como inerte, roto, no reactivo, falto de energía, angustiado, inexplicablemente culpable, carente de expectativas e ilusión, apático, perdido y todo ello por un período prolongado es hora de que busques el apoyo psicológico y obtengas respuestas que den fluidez a tu camino.

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