Alarmas y rejas que sostienen mi miedo
Este artículo ha sido leído 882 veces (desde el 07/11/2012)
Quizá te encuentres como protegido y observando que tu vivienda está al seguro con unas resistentes rejas. Para reasegurarte un poco más, contratas, con cierta probabilidad renunciando a otras cosas, alarmas que te avisarán incluso estando de viaje en el extranjero. No obstante, todas estas medidas, y a pesar de ellas, no consigues librarte de esa inquietud e incertidumbre de que ‘lo tuyo’ pueda ser atacado por manos ajenas.
Estás sentado, hipotéticamente relajado en tu sillón, y observas con supuesta satisfacción que estás rodeado de verjas. Presuponemos que de forma similar se tiene que sentir un loro en su jaula, aunque al menos en las etapas iniciales, al abrir la puerta instintivamente lo primero que haces es huir. Cierto es que el hábito y la resignación lo domestica y lo convierte en estático ante la libertad.
A no ser que se padezca ‘el síndrome del faraón’, todos somos conocedores que en nuestro último expirar dejamos, nos guste o no, a nuestro amadísimo u odiadísimo cuerpo, obviamente mucho más ‘nuestros enseres’.
Aunque el gran avance de crecimiento y desarrollo evolutivo es cuando un niño se identifica con el Yo, al parecer de nuestros obsesivos comportamientos, el Yo es un puro almizcle del ‘mío-nuestro’.
¿Te has cuestionado en alguna ocasión cuánto depende eso que llamas autoestima, seguridad, estatus, reconocimiento social, de aquello que posees? =, bueno, de lo que decían los ‘viejos’: que no hay Don sin Dín…
Para retener aquello que has conseguido, incluso en ocasiones pasando por el cadáver de alguien o incluso del tuyo mismo, ¿te has hecho consciente de cuánto has alimentado todo ello con tu miedo, de cuántas barreras y rejas de autoengaño has empotrado en tu existencia?
Puedes mascarar o incluso defender eso que llaman la Libertad y el derecho de la propiedad privada, con manifestaciones de tener una vida plena. Salir de tu casa, tan ‘segura’, para ser un ser deportivo, o asistir a formaciones alternativas y liberadoras, o quizá la práctica ecologista-urbana, o… Pero no te engañes, continúas viviendo con la aprensión y la alerta de ser agredido en lo ‘tuyo’, y sin auténticamente saber que la única seguridad está solo y exclusivamente en ti.
Si has decidido ‘salir de la jaula’ y caminar al frente contigo mismo, ha llegado tu momento de autoconocerte, respetarte, saber tus límites y obtener toda la libertad auténtica que un ser humano puede obtener con sus restricciones, no dudes en contactar con nosotros y poder ser tú mismo.
Este artículo ha sido leído 882 veces (desde el 07/11/2012)
Deja un comentario
Buscar
Artículos recientes
- Psicosis, Diccionario Psicológico
- El síndrome de la cabaña y algo más
- Solidaridad, ¿es parte de nuestra naturaleza humana, nos educamos para ella o ambas?
- Aburrimiento (Diccionario Psicológico)
- “Una vez más el tan humano miedo aunque goce de poca popularidad emerge con la incertidumbre”
- La insidia de la difamación
Hemeroteca
Páginas
Lo + leído…
- El amor y el desamor en la pareja
(7,707 veces) - Enfrentando la Navidad
(7,501 veces)
- Cómo conducen y restringen las creencias tu vida
(3,587 veces)
- Charla sobre Constelaciones familiares en el Café Cronopio, Valencia
(1,735 veces)
- Un taller de Constelaciones Familiares en Casa Nurmaya, algunas fotos
(1,603 veces)