El sueño americano

Sep 25, 2012   //   by Nuria Ros Cubel   //   Artículos  //  Sin comentarios
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El sueño americano
Realizando una traslación a nuestro entorno mediterráneo de esta difundida expresión que vaticinaba que con esfuerzo, ingenio y tesón podías pasar del camarote de los pobres y las ratas del Titanic al de super lujo de los señoritos de cortijo y raigambre, hace tan sólo unas décadas, se creía firmemente en esta país, “de zambomba y pandereta”, que efectivamente los descendientes de abnegados, sacrificados y humildes trabajadores podrían accediendo a estudios superiores llegar a la cumbre y tener una vida mucho mejor que la que ellos, progenitores habían padecido. Muchos de estos padres se empeñaron y obstinaron en que sus vástagos, tuvieran las condiciones o no, quisieran o no, se olvidaran del trabajo y de formaciones profesionales y que alcanzaran la supuesta preparación universitaria.

Quizás les resuene en la oreja las frecuentes conversaciones donde el tema central eran los estudios de la prole y los puestos que alcanzarían una vez obtenido el título, era muchas veces como que los padres vivían la existencia que ellos hubieran deseado para sí mismos a través de los hijos.

Ya han pasado cuarenta años desde que en España tener Bachiller Superior significaba trabajo de nivel óptimo, seguro e indefinido y ser valorada la persona poseedora de tal título Don y cultivada, no digamos ya una carrera universitaria. La autorrealización de la pirámide de A. Maslow al menos en sus primeros escalones parecía factible.

Actualmente nos encontramos con una generación de jóvenes confundidos, sorprendidos y desorientados. Además de los problemas personales de orden psicológico más o menos comunes como son baja autoestima, inseguridad, falta de autoconocimiento, historias familiares no siempre bien resueltas, confusión de identidad y proyecto de vida, adicciones…, nos encontramos añadido un ‘espejismo social‘. Para aquellos que han fracasado como se dice en el campo del estudio (y sobre todo habría que preguntarse por qué tanto abandono y desmotivación) y que tampoco tienen salida laboral, por entre otros motivos falta de demanda de personal no cualificado y actitudes poco proclives a buscar y a aceptar trabajos duros y mal pagados (igualmente habría que investigar qué ha pasado incluso en familias de baja adquisición donde han crecido estos jóvenes con exceso de comodidad y de consentimiento, ¿quizás el supuesto estado de bienestar?), llamados NINI (Ni Estudian Ni Trababan), ven pocas salidas que no sea quedarse al margen, prolongar su estancia dentro de la familia de origen y un futuro perdido.

De otro lado tenemos un buen porcentaje de población con un alto grado de formación académica, como nunca antes hubo en la historia de este país y que se encuentra con el impacto que su brillante trayectoria en vez de esa realización profesional que se les había prometido ha caído en un pozo obscuro. Tienen que resignarse a cualquier ocupación y gracias, a realizar la suya pero infra pagada o peor aún no remunerada, o mirar hacia el extranjero como vía de salida. Parece que lo que Inglehart ya dijo hace unas décadas respecto al postmodernismo, en España se cumple y la pirámide de Maslow se ha invertido cumpliéndose la paradoja de saber cómo y con qué estar satisfechos y cómo autorrealizarse con el pequeño inconveniente de que falta la base de subsistencia, seguridad y que se tiene que poner en riesgo la de pertenencia e integridad.

No es de extrañar los estados de ansiedad, desesperación, fluctuación de ánimo, depresión que presentan tantísimas personas jóvenes, la solicitud de la ayuda médica y toma de psicofármacos para paliar los estados de ánimo,  pero quizás también habría que empezar a hablar de depresión social.

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