Taller de desmotivación
Sí habéis leído bien, porque si estamos motivados y tenemos claro quiénes somos, cuáles son nuestros puntos fuertes y nuestros puntos débiles , lo que queremos y hacia dónde nos dirigimos para qué nos va a servir un taller de motivación si no tenemos la necesidad.
Siguiendo eso que llaman mercadotecnia social a qué tipo de demanda de necesidad deseamos atender, ¿a la que todavía no está presente pero se debería alentar, plasmar y cristalizar?, ¿quizás a la insatisfecha y que ya reclama soluciones prácticas? ¿Nos centramos acaso en la dañina que gira alrededor de lo más negativo y crítico de la situación? La dual en el caso que hallásemos la solución idónea para el problema concreto sería adapta, pero nos parece que no hilamos tan fino.
La abstracta es demasiado genérica y necesitamos bastante más que lanzar ideas hermosas y poco concretas al aire, que entre otros aspectos ya hay mucho cansancio de promesas de tierras prometidas. Por el momento dejaremos la demanda irregular y la vacilante, antes tendremos que generar una base y una infraestructura personal.
¡Viva la depresión!
Valencia, 31/10/2012
Resulta incluso manido hablar de la depresión pero al parecer si siempre ha existido en los últimos años se ha convertido en la artista estelar como respuesta a las situaciones estresantes que esta “cosa” que se ha llamado eufemísticamente y ahora la denominan abiertamente crisis está provocando.
¿Cuántas veces en los últimos tiempos te escuchas a ti mismo decirte?: “no puedo más, no tiene sentido mi vida, no se por donde salir, no me apetece hacer nada, todo lo que intento sale mal, he perdido el interés por casi todo, no veo futuro, sólo quiero que esto acabe pronto”…
Seguramente sin entrar en más profundidades de falta de seguridad, poca autoestima o carencia de amor por ti mismo, habrás empezado también a tener problemas somáticos, quizás dolores de cabeza, molestias gástricas, alergias, ansiedad no definida, dificultades para conciliar el sueño, o incluso ya te está afectando a tu vida sexual.
El sueño americano
Realizando una traslación a nuestro entorno mediterráneo de esta difundida expresión que vaticinaba que con esfuerzo, ingenio y tesón podías pasar del camarote de los pobres y las ratas del Titanic al de super lujo de los señoritos de cortijo y raigambre, hace tan sólo unas décadas, se creía firmemente en esta país, “de zambomba y pandereta”, que efectivamente los descendientes de abnegados, sacrificados y humildes trabajadores podrían accediendo a estudios superiores llegar a la cumbre y tener una vida mucho mejor que la que ellos, progenitores habían padecido. Muchos de estos padres se empeñaron y obstinaron en que sus vástagos, tuvieran las condiciones o no, quisieran o no, se olvidaran del trabajo y de formaciones profesionales y que alcanzaran la supuesta preparación universitaria.
Quizás les resuene en la oreja las frecuentes conversaciones donde el tema central eran los estudios de la prole y los puestos que alcanzarían una vez obtenido el título, era muchas veces como que los padres vivían la existencia que ellos hubieran deseado para sí mismos a través de los hijos.
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